Por Altagracia Paulino
Publiqué en Corotos hace dos años la venta de todos mis muebles, recibí muchas llamadas, entre otras, la de un interesado que se identificó como ingeniero dueño de varios apartamentos para alquiler, amueblados, en Puerto Plata, y que me iba a comprar todo: Nevera grande de dos puertas, y otros enseres, por un valor de RD$160,000.00.
Quedamos en que haría ese mismo día un depósito en efectivo del monto acordado a mi cuenta y que mandaría un camión de acarreo a buscar todo ese día.
Al momento de recibir el volante de depósito de la suma, llamé al banco y confirmé que el monto estaba en mi cuenta y di autorización de entregar los muebles; me sentía intranquila y procedí a ir al banco en una de las plazas más concurridas de Santo Domingo para confirmar que estuviera el efectivo en mi cuenta; le pregunté a la cajera, que me confirmó que sí estaba.
Le dije que iba a retirar una parte y me dijo que no podía porque por la cuenta que tenía solo podía retirar por cheque o con la tarjeta por el cajero. Me acerqué a la joven de plataforma de Servicio la Cliente y le pedí de favor que me confirmara que los fondos estaban disponibles; ella revisa y me confirma que sí, que estaban disponibles en mi cuenta, que los podía retirar; procedí a acercarme al cajero, que no me extendió dinero, y volví de nuevo a decirle a la oficial del banco, quien me reconfirmó que sí, que estaban en mi cuenta, que podía sacarlos de cualquier cajero (a todo esto, el gerente del banco sale y se acerca y pregunta qué pasa (solo estaba yo a esa hora en ese banco, eran las 6:30 p. m.), ya que me ha visto que voy a la caja, después a la oficial, vuelvo al cajero y regreso de nuevo y quiere ayudar. Solo le digo que quiero confirmar que ese dinero está efectivo.
Salí del banco, llegué a mi casa y esperé que terminaran de montar todo en el camión y se fueron.
Al día siguiente, al mediodía, intento hacer una transacción y me es rechazada, por lo que llamo a mi oficial y me dice que lo depositado fue un cheque. En ese momento le comenté que me habían confirmado en el día de ayer y me dijo: Te estafaron, eso es muy común….
Fui a la Policía con copia y fotos del cheque, después de dos o tres días completos y deposito los documentos en original, y tras muchos viajes, llamadas, contactos en la Policía de gente que conocía pidiendo ayuda con el caso, me dijeron que me olvidara de eso, que eran presos de la cárcel; habían localizado a la persona que había depositado el cheque, el que había recibido los muebles y los habían vendido (eso fue varios meses después, por mi insistencia); ellos solo podían detenerlos por unos días porque se caía la investigación ya que el cheque era de una cuenta cerrada de hace 4 años, el propietario no estaba en el país y no había bases para mantenerlos presos ni destapar la red de estafa armada que estaba operando.
A dos años, recuerdo con impotencia haber confiado en las instituciones que debieron protegerme, y me doy cuenta lo difícil de confiar en un sistema que no sirve, peor, que conoce a los criminales pero que el mismo sistema no permite desarticular.
Las ciberestafas se han vuelto algo muy común en este país
Es difícil de confiar en un sistema que no sirve
El sistema conoce a los criminales pero no hace nada para detenerlos