Por Altagracia Paulino
Cuando se puso en boca de todos el concepto de la producción y el consumo sustentable, pensé que, como isla, debíamos asumirlo con las connotaciones implicadas debido a que, si ocurre una catástrofe que detenga parte de los insumos que importa el país para abastecer la demanda, sobre todo de alimentos, estaríamos amenazados. Ya se siente escasez.
La prensa internacional trae informaciones de lo que está ocurriendo en el mercado global como consecuencia de la crisis en la cadena de suministros de alimentos, combustibles y otros insumos, severamente afectada porque como expresamos la semana pasada, una gran cantidad de personas ha abandonado los trabajos, y porque la industria carecía de inventarios.
En el Reino Unido, han tenido que importar “carniceros”, conductores de camiones, entre otros servidores, para que el abastecimiento de carnes y otros productos no afecte a los consumidores y que ya, los anaqueles de los supermercados de ese país lucen vacíos, hay escasez de alimentos y de combustibles porque falta mano de obra.
Volviendo al país, y a nuestra condición de isla, si no producimos los alimentos que necesitamos podríamos estar amenazados también, ya que el déficit global tiene repercusión; de hecho, en los supermercados escasean algunas ofertas que eran muy comunes como algunas marcas de papel de baño, servilletas, galletas, bebidas, detergentes, productos de higiene personal, entre otros; algunos han sido sustituidos por las marcas propias en las cadenas de supermercados y esta semana se ha sumado el agua embotellada y las cervezas, las cuales han tenido que racionar las ventas. Es evidente que no están llegando las botellas.
Hay quienes dicen que “el mundo se quedó sin nada” por la escasez mundial de muchos productos como consecuencia de la perturbación generada por la pandemia. Es que la industria no estaba preparada para la crisis, según han advertido los expertos.
La industria mundial carecía de inventarios porque casi todos aplicaron el principio de Japón de “justo a tiempo” que consiste en disponer de las piezas que se requieren justo en el tiempo y así ahorrarse el almacenamiento, el manejo de los inventarios y de los propios almacenes.
El caos por la reducción de inventario no ha sido superado y ahora tenemos lo que se conoce como “cadena de suministro fuera de control”, los fletes y cargas internacionales triplicados, lo que significará un impacto negativo en los precios de los artículos importados incluyendo la materia prima.
La crisis comenzó con la escasez de chips informáticos, materia prima determinante para la fabricación de vehículos, ese fue el puntal que ha detenido la línea de producción de automóviles, también equipos para el personal médico que debió afrontar los primeros casos del coronavirus.
Trabajadores portuarios y camioneros son recursos escasos todavía porque muchos abandonaron sus labores, y tanto los camioneros como los trabajadores portuarios requieren de especialidad. Escasea la mano de obra y eso se ha reflejado en la crisis del suministro. Nos falta información y eso dificulta la posibilidad de afrontar el problema, tanto local como global.
Si no producimos alimentos podríamos estar amenazados
Hay quienes dicen que “el mundo se quedó sin nada” por la escasez
La crisis comenzó con la escasez de chips informáticos, una materia prima