“A pesar de que ser conscientes de los riesgos y de cómo sus propias acciones tienen relación directa con las incidencias de seguridad, existe una tendencia a relajarse tanto en la utilización de herramientas de seguridad como en los hábitos prudentes”. ¿A qué se refiere el informe citado con esta advertencia en ciberseguridad? Usar redes wifi seguras tanto públicas como privadas, proteger los teléfonos móviles con claves de desbloqueo o aplicaciones antirrobo y tomar ciertas precauciones con el correo electrónico para evitar el phishing son algunas prácticas para no relajarse en este sentido. Pero hay más.

Qué hacemos mal con nuestras contraseñas

Una medida altamente recomendable es prestar atención a las contraseñas, la llave de acceso a todos nuestros datos personales. Y no lo hacemos. El Centro de Ciberseguridad Nacional de Reino Unido (NCSC) señala que solo un 15 % de los internautas recurre a métodos seguros, mientras que en el top ten de las claves más empleadas —y menos seguras— siguen estando la sucesión de números más sencilla (123456), otra más larga (123456789), las primeras letras del teclado (qwerty), la palabra “password”, o “contraseña”, o dígitos iguales (111111). Otras también muy frecuentes son el nombre propio o el de equipos de fútbol, grupos de música o personajes de ficción favoritos y hasta frases hechas como “iloveyou” (te quiero).

¿Te reconoces? Pues lo estás haciendo mal, muy mal. Puede que pienses que no eres importante para los hackerso que tengas dificultades para memorizar claves complejas y te decantes por estas u otras contraseñas como tu fecha de boda, una palabra sencilla en otro idioma, cualquier número de móvil, un lugar o el cumpleaños de alguno de tus hijos; claves todas ellas fáciles de hackear y que a menudo propagamos sin querer por las redes sociales. Tampoco es aconsejable usar las formadas a partir de la concatenación de varios elementos, como un nombre y el año de nacimiento (Jose1958).

Además de emplear contraseñas nada robustas, también caemos en hábitos muy poco recomendables como recuerdan desde el Instituto Nacional de Ciberseguridad (Incibe) y su Oficina de Seguridad del Internauta (OSI):

 

Cómo acceden los ciberdelincuentes a nuestras claves

Estos errores se lo ponen más fácil a los ciberdelincuentes, que no dudan en aplicar cualquier método para hacerse con nuestras contraseñas y conseguir lo que quieren. Los expertos de Entelgy Innotec Security resumen en cinco las formas más frecuentes con las que se las ingenian a través de la Red para robar nuestras claves:

 

Qué pueden hacer con ellas

No siempre hay un fin económico para el robo de contraseñas. Dependerá, y mucho, del lugar al que la persona acceda con ellas, tal y como señalan en la OSI:

 

Fuente: Consumers Eroski

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