En el pasado, mucho antes de que naciera la idea de los teléfonos inteligentes y los iPads, los niños se desvelaban al esconder una lámpara debajo de sus sábanas para leer un libro que los tenía cautivados. Sin embargo, hoy en día, los libros son anticuados y son los teléfonos inteligentes los que se esconden bajo las sábanas, y el problema es que el tiempo que pasan frente a la pantalla (ya sea revisando redes sociales o jugando) es lo que ahora los mantiene cautivados.
Mientras que la falta de sueño puede ser el efecto secundario más evidente de este problema, Wink News, junto con Anderson Cooper, han dejado al descubierto algunas preocupaciones que los padres deben tomar en cuenta cuando se trata del tiempo que se pasa frente a la pantalla y su efecto en los niños. Por ejemplo:
• A través de imágenes de resonancia magnética, se encontró un adelgazamiento prematuro de la corteza cerebral en niños de 9 y 10 años de edad que usan teléfonos inteligentes, tabletas y videojuegos durante más de siete horas al día. Si bien los investigadores no lo han estudiado lo suficiente como para saber si esto representa un peligro a largo plazo, sigue siendo motivo de preocupación.
• Los datos mostraron que los niños que pasaban más de dos horas frente a las pantallas obtuvieron calificaciones más bajas en las pruebas de pensamiento y lenguaje. Aparte de las habilidades cognitivas, los niños de hoy que son adictos a las pantallas también están de cierta manera aislados en el aspecto social. No importa cómo lo vea, la comunicación uno a uno, en directo y en donde puede mirar a los ojos de la otra persona es un mundo completamente distinto al de “comunicarse” en línea.
En persona, se pueden escuchar los detalles en la voz y “leer” los sentimientos de una persona a partir de sus expresiones y lenguaje corporal y, al hacer esto, los niños aprenden a pensar y hablar en el mundo real. Sin embargo, estando en línea, su capacidad para juzgar lo que en realidad piensan los demás se ve relegada a qué emoticonos usan y si a sus amigos en línea le dan “me gusta” su estado o si “reaccionan” en uno de sus comentarios. En otras palabras, no es algo real.
• Los bebés que juegan en iPads no transfieren al mundo real lo que aprenden, en otras palabras, solo porque pueden apilar bloques uno encima del otro en una pantalla no significa que puedan hacerlo con bloques reales en el mundo real. Es por ello que la Academia Americana de Pediatría ahora recomienda que los niños menores de 18 a 24 meses de edad no tengan acceso a los dispositivos con pantallas.
•Ahora más que nunca, ha incrementado el número de adolescentes que no solo expresan sentirse solos o deprimidos, sino que están pensando en autolesionarse, sino es que ya lo están haciendo. Si bien los investigadores no han determinado si el factor influyente es lo que los adolescentes hacen en sus teléfonos o la cantidad de tiempo que le dedican, lo que sí han encontrado es que los estudiantes universitarios que limitaron su tiempo en las redes sociales a solo 30 minutos al día reportaron sentir menor soledad y depresión.
Como mínimo, exponer a los niños pequeños, cuyos cerebros están en desarrollo, a los teléfonos celulares y la radiación del WiFi no es algo bueno. Los estudios realizados con ratas muestran que los neonatos que fueron expuestos a altos niveles de radiación durante el embarazo y la lactancia tuvieron más probabilidades de tener un peso corporal bajo. Además, también se observó que hubo daños en el ADN y en el tejido del corazón.
Las estadísticas muestran que las tasas de depresión y suicidio entre adolescentes han aumentado desde 2011, y los datos sugieren que pasar tres horas o más al día en dispositivos electrónicos aumenta en un 35 % el riesgo de suicidio de un adolescente.
Además, regresando a la falta de sueño, hay muchas razones para limitar el uso de dispositivos electrónicos por parte de los niños, así como para protegerlos de la excesiva radiación emitida por WiFi. Si bien los niños de hoy no pueden imaginar una vida sin internet, todavía es posible enseñarles los placeres de la vida sin internet, además de limitar el tiempo que pasan en esos dispositivos.
Como mínimo, insista en que apaguen sus teléfonos y tabletas por la noche y que no duerman con el teléfono debajo de la almohada o cerca de su cabeza. En la medida de lo posible, trate de minimizar la presencia de dispositivos electrónicos en su dormitorio y, para proteger a todos en su hogar e inculcar el concepto de “tiempo fuera”, apague su Wi-Fi por la noche.
Fuente: Mercola.es