San Valentín: los regalos más dulces

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San Valentín es una estupenda ocasión para decirle a nuestra pareja lo mucho que la queremos. El Día de los Enamorados -también de la amistad- invita a hacer regalos románticos o a tener un detalle bonito con los seres queridos. ¿Y qué mejor manera de expresar lo que sentimos que regalar un dulce elaborado por nosotros mismos? Ya el hecho de cocinar para la pareja o los amigos es, en sí, una gran muestra de afecto y dedicación. Pero si, además, hacemos algo especial y lo envolvemos con imaginación y con mimo, el resultado será insuperable. A continuación se ofrecen algunas ideas dulces y prácticas para agasajar y sorprender en San Valentín.

Dulces en San Valentín: sugerencias prácticas para hacer y obsequiar

Al obsequiar dulces caseros es muy importante cuidar la presentación
Las recetas que se hacen con gusto y dedicación se notan en el paladar. En ellas hay que poner toda la atención en el momento de elegir los ingredientes, prepararlos y presentarlos; y esa cuota de cariño es palpable en el producto final. ¿Quién no recuerda el primer plato que hizo para su familia, sus amigos o su pareja? Quizás el resultado no fue perfecto, pero seguro que la buena intención evitó que fuera un desastre. San Valentín es una bonita oportunidad para rescatar todos esos sentimientos y sensaciones, además de disfrutar del calor y la creatividad de la cocina.

Imagen: CONSUMER EROSKI
Para la ocasión se pueden elaborar unas recetas dulces muy sencillas en las que, con un poco de tiempo, se obtendrá un resultado bastante aceptable. En este caso no solo cuenta el contenido sino también el continente. Por eso habrá que proveerse de alguna cajita o envoltorio decorativo que realce los dulces, como unos papelitos de seda para envolver y unos lazos, de modo que la persona agasajada tenga que abrir la sorpresa antes de degustarla.

Además del utillaje habitual de la cocina (batidora, boles, horno, frigorífico…), también se necesitarán algunos moldes de bombones con formas de corazón (o de estrellas, si no se quiere caer en la cursilería). Lo importante al elegir moldes o cortapastas es hacerlo con un poco de gusto y abstenerse de emplear motivos navideños. Y es que San Valentín es una fecha con identidad y símbolos propios.

Además de las siguientes propuestas, otras sugerencias para sorprender en San Valentín son: cupcakes caseros (muy de moda), bombones de chocolate y frutos secos o galletas de limón y vainilla.

Trufas de chocolate

Para hacer las trufas se necesitarán 100 gramos de cobertura de chocolate, 50 gramos de mantequilla, una yema de huevo, 50 mililitros de nata, unas gotas de ron, 50 gramos de azúcar glas y chocolate en polvo para la superficie.

Se derrite al baño María la cobertura y se mezcla con la mantequilla derretida, la nata, las gotas de ron y el azúcar glas. Hay que remover el conjunto y, cuando esté templado, agregar la yema de huevo. Se remueve de nuevo y se deja reposar durante 45 minutos en un lugar fresco.
Con ayuda de una cucharilla se sacan pequeñas porciones a las que se dará forma redondeada. A continuación, se espolvorean las trufas con el cacao y se introducen en la nevera durante dos horas. El paso final es envolverlas, ya sea en una cajita o en papel celofán como el que se usa para los caramelos.
Tejas caseras

Este es un regalo muy sencillo y, a la vez, muy delicado. Para elaborar las tejas se necesitan 250 gramos de almendras laminadas, 250 gramos de azúcar, 100 gramos de harina, 25 gramos de mantequilla, tres claras de huevo y una pizca de sal (para ayudar a que suban las claras).

Se mezclan las claras semibatidas con una pizca de sal, las almendras, el azúcar, la mantequilla derretida y la harina. Cuando el conjunto adquiera la consistencia de una papilla con trocitos de almendra, se deja reposar cinco minutos.
Se precalienta el horno a 180 ºC, se unta con mantequilla una bandeja de horno y en ella se colocan porciones de masa del tamaño de una cucharada. Es importante que las porciones estén separadas entre sí porque luego, con el calor, se expanden.
Se hornea durante unos 10 minutos. Cuando se saquen, es fundamental ponerlas enseguida sobre un rodillo o una superficie cilíndrica, para que adquieran su forma tan característica. Las tejas se secan al momento y quedan rígidas y crujientes, por eso es tan importante colocarlas al instante en una superficie que les dé esa forma.
Hay que guardarlas con mucho cuidado en un lugar seco y fresco. También se pueden bañar de cobertura de chocolate, un detalle que les confiere un toque espectacular.
Galletas de mantequilla con formas

Imagen: CONSUMER EROSKI
A las galletas caseras, además de darles la forma que se quiera (de corazón, estrellas o letras), es posible bañarlas de chocolate o de fondant rojo. Con cualquiera de las dos coberturas quedan muy vistosas. Para hacerlas se necesitan 250 gramos de mantequilla, 150 gramos de azúcar glas, 250 gramos de harina y 150 gramos de maicena. Si se cubren con fondant, se precisarán 200 gramos de azúcar glas, unas gotas de limón y colorante rojo. Si se cubren con chocolate, se puede añadir encima un trocito de fruto seco o un poco de pimienta espolvoreada, que le dará un toque muy moderno al tiempo que un interesante contraste de sabores.

Se bate la mantequilla en punto pomada con el azúcar hasta formar una crema. Se agregan las dos harinas poco a poco y tamizadas y se remueve para que se convierta en una masa tipo plastilina. Se estira con ayuda de un rodillo en una superficie enharinada y fría. Cuando tenga un grosor de tres centímetros, se corta con el cortapastas en forma de corazón.
Se colocan las galletas sobre una bandeja de horno y, en la base, un silpat o papel sulforizado. Con un tenedor se hacen unas muescas en la parte superior de las galletas para que no suban. A continuación, se introduce la bandeja en el horno (precalentado a 150 ºC) durante 30 minutos. Se saca y se deja enfriar sobre una rejilla. Después, se decoran las galletas con la cobertura que más guste.
Para hacer el fondant, se derrite el azúcar glas con unas gotas de limón al baño María, se remueve de manera constante hasta formar una crema y se tiñe con ayuda del colorante alimentario. Una vez decoradas las galletas, se dejan reposar en un lugar seco y fresco antes de envolverlas en una caja o una lata para la ocasión.

Fuente: Consumer Eroski

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