Reflexión sobre nuestro sistema de salud

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Por considerarlo importante subimos este artículo de Pablo Toribio, creemos que es de su interés.

El otro día conocí la experiencia de una amiga que tuvo que llevar su niño a un hospital del país por unas molestias que tenía. Lo primero fue que tuvo que esperar por más de 4 horas ser atendida por el pediatra con un niño de 3 años incomodo por su dolencia. Los que somos padres sabemos lo difícil que es mantener tranquilo a un niño, enfermo por demás, en una sala de espera. Luego de ser atendida se le recomendó hacer una sonografía. Para desgracia de ella el único sonógrafo disponible estaba dañado desde hace más de 6 meses. Tuvo que ir a otro hospital en donde tuvo que hacer fila para poder hacer una cita, la cual le pusieron para en una semana. Imaginemos esa situación replicada en los miles de dominicanos que a diario acuden a los hospitales a buscar sanación y así entenderemos el caos en que vivimos.

Todos los estudios nos colocan en la cola en comparación con los países de América en el sector salud. Según el estudio realizado por la Organización Mundial de Salud (OMS) y la Organización Panamericana de Salud (OPS) para el año 2016 nos coloca en el lugar 49 de 49 países en la tasa de embarazos en mujeres entre 15-19 años con un promedio de 97.3 embarazos por cada 1000. El promedio en América es de 47.7 por cada 1000. La mortalidad materna promediamos 98.8 por cada 1000 madres, en el resto de los países la media es de 46.8 por 1000. La mortalidad neonatal tiene números tétricos y penosos: de cada 1000 neonatos nacidos en la República Dominicana mueren 16.9, el promedio en los países americanos es de 8.2 por cada 1000.

Otro dato que preocupa de los que se presentan en este estudio es el que nos coloca en el último lugar en muertes causadas por accidentes de tránsito con un 61.6 por cada 100,000 habitantes. En los demás países que nos acompañan en el continente la tasa es de 29.6 por cada 100,000. Preocupante pero no sorprendente ya que se conoce de otros estudios en el que se nos coloca como el país que las carreteras más peligrosas del mundo.

Estamos en los últimos lugares en muertes por enfermedades del corazón (119.9/100,000), casos de cólera (546 casos), mortalidad de niños menores de 5 años (35.9/1000), tuberculosis (42.3/100,000), muertes por enfermedades cerebro vasculares (80/100,000), en fin, nuestro nombre como país representado en los más bajos niveles de calidad de salud pública y privada de América.

¿Responsables? El Estado que ha sido incapaz de crear un sistema de salud acorde con la realidad dominicana. Se limita a la construcción de hospitales muchas veces sin equiparlos, o equiparlos con máquinas obsoletas, o utilizar equipos modernos, pero sin una empresa responsable de darle mantenimiento, o tener equipos de una empresa responsable y no pagarles el mantenimiento. Si se dan cuenta es una cadena sin fin que los únicos beneficiados son los bolsillos de algunos y los perjudicados son los miles de pacientes que visitan estos centros.

No existen campañas efectivas sobre prevención de enfermedades. Un porcentaje muy alto de las enfermedades son prevenibles, algunas con medidas tan simple como el lavado correcto de las manos, hervir el agua que consumimos, cubrirse la boca al estornudar. Recordemos que hace unos meses se reportaron muertes de 355 niños recién nacidos en solo 8 semanas. Esta mortalidad de niños fueron el producto de las bacterias existentes, hablamos de infecciones que contrajeron las madres en los centros asistenciales y que pudieron evitarse con medidas de higiene y de bioseguridad tan sencillas como el lavado de manos, uso de guantes estériles, cortar el cordón umbilical con tijeras distintas y el abastecimiento permanente de agua clorada en cada hospital público.

La población no esta orientada, los hospitales no están preparados, los doctores algunos no capacitados, otros trabajando sin los equipos necesarios para poder dar un buen servicio. Hospitales sin camas, equipos, espacio y personal suficiente son las causas principales de esta realidad que nos golpea cada día y que hace que un pueblo como el nuestro, con tanto que dar, enferme, pierda vidas y convalezca sin ver solución.

Pablo Toribio

 

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