Qué se quema cuando arde la Amazonia

Qué se quema cuando arde la Amazonía

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En la parte meridional del continente americano está comenzando la temporada seca, cuando el riesgo de fuego es mayor, y ya se han registrado 73.000 incendios, un 70 % más que en 2018. De hecho, solo en la parte boliviana de la selva amazónica, han ardido hasta el momento más de un millón de hectáreas.

Estos incendios son provocados como herramienta para la deforestación del bosque tropical más grande del mundo. La tasa de deforestación ha aumentado en un 45 % respecto a 2018 y no hay duda de que esta ola de fuego es intencionada, causada por la acción humana y directamente relacionada con la expansión agropecuaria (producción de carne, soja, etc.), como confirman los datos del Instituto de Investigación Ambiental de la Amazonía de Brasil (IPAM).

Con cada hectárea que arde perdemos todos y por eso estamos ante una emergencia global: si perdemos la Amazonía, perdemos la lucha contra el cambio climático. Los bosques amazónicos desempeñan un papel crítico en la mitigación del cambio climático y estos terribles incendios agudizarán la crisis climática global por las emisiones de carbono procedentes de la quema de vegetación y la materia orgánica de los suelos. Por otro lado, las áreas dañadas serán más vulnerables a sequías, inundaciones y a otros efectos del cambio climático.

El impacto inmediato de los incendios se plasma en la muerte de miles de animales y plantas, entre ellos especies emblemáticas y de gran importancia ecológica como el jaguar. Las llamas, además, ocasionan una pérdida de hábitat que amenaza de forma directa a la supervivencia de las especies.

Y, por supuesto, conllevan impactos sociales, económicos y de salud. Comprometen la calidad del aire de regiones cercanas y de ciudades que no lo están tanto, como Sao Paulo. El daño para los medios de vida de pequeños productores locales y pueblos indígenas es evidente pues, entre otras cosas, pierden la materia prima de la que pueden vivir, la madera.

Sobre la Amazonía

La Amazonía es una región enorme que ocupa ocho países y el territorio francés de ultramar de la Guayana, donde viven 34 millones de habitantes; entre ellos, los miembros de más de 500 grupos indígenas, algunos aún sin contactar. Estos casi siete millones de km2 de bosque albergan una décima parte de la biodiversidad del planeta, con 40.000 especies de plantas y 2.200 nuevas descritas desde 1999. Supone el 10 % de la reserva mundial de carbono almacenado y hasta una quinta parte del agua dulce mundial.

WWF está presente sobre el terreno desde hace más de 30 años para conservar su enorme riqueza, acabar con el tráfico ilegal de madera y trabajar con las comunidades indígenas para buscar soluciones ecológicamente sostenibles. Los gobiernos deben poner en marcha políticas de protección de la Amazonía e impulsar nuevas áreas de protección y es fundamental que se coordinen para gestionar la Amazonía como el ecosistema que es porque las fronteras no tienen sentido en la naturaleza.

En los últimos días, y ante las tristes noticias que seguimos recibiendo, nos sumamos a la preocupación de la sociedad civil y hemos pedido a los líderes políticos de Brasil, Bolivia, Colombia, Perú, Ecuador, Venezuela, Guyana y Surinam combatir la deforestación y terminar con las causas de los incendios para proteger la Amazonía. Ahora mismo, nada puede desviar la atención sobre lo que realmente importa: la conservación de la naturaleza, el bienestar de la gente de la Amazonía y de todo el planeta. Si tú también quieres dar un paso, puedes sumarte a nuestro ‘Manifiesto en Solidaridad por la Amazonía‘. Comparte lo que está pasando, nos jugamos el planeta.

 

Fuente: Consumer Eroski

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