Presión contra el cambio climático gana terreno

Presión contra el cambio climático gana terreno

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Nunca como ahora había valorado la expresión de que una imagen vale más que mil palabras. Ha sido suficiente ver fotos de tortugas marinas asfixiadas con isopos en la nariz, cachalotes de ballenas enredados en mallas de pescar, animales marinos ahogados con plásticos y millones de albatros muertos por ingerir partículas del mismo material. Además, una enorme isla de plásticos en el Pacifico y otras en formación a lo largo del mundo, que en menos de 5 años han generado un movimiento importante de ciudadanos que, al margen de sus gobiernos, demandan de forma colectiva frenar el uso de este material sintético.

La guerra contra el uso del plástico la libra la sociedad civil del mundo, que, armada principalmente de las redes sociales, ha mostrado fotografías y videos que han sensibilizado a la población de tal manera, que ya es una exigencia general a los gobiernos para que contribuyan con la detención del deterioro del planeta producido por la mala práctica en el manejo de los desechos sólido y la producción de CO2. La alarma global de que para el 2050 habrá más plásticos que peces en los océanos, si no se actúa rápido, ha generado variadas iniciativas desde la sociedad civil y de gobiernos locales y centrales, como las asumidas por la Comisión Europea referente a la obsolescencia programada de los electrodomésticos.

La directiva anunciada por Úrsula Von der Leyen, establece para el 2021 todos los electrodomésticos deberán durar más y tendrán que fabricar piezas de reemplazo hasta 10 años después de la venta. A esta disposición de la comisión europea se le han adelantado algunos países como Bélgica, que obliga a sus fabricantes a alargar la vida de su producción con el objetivo de ahorrar agua, energía y reducir así las emisiones de CO2.

La medida ha sido asumida tomando en cuenta los efectos del cambio climático, ya que los desechos producidos por la reducción de la vida útil de los electrodomésticos elevan el cúmulo de desechos contaminantes.

La guerra contra el plástico comenzó justo en Europa, donde desde hace varios años se promueve la eliminación del plástico de un solo uso. Según información de la ONG Greenpeace, se han llevado a cabo un millón de acciones contra el uso del plástico.

En Reino Unido la población lucha contra el plástico, el mundo lucha contra las bolsas de plástico, prohibidas ya en varios países, así como de otras ofertas del mercado como del Foam, cuyo uso ha sido prohibido en Los Ángeles y Nueva York.

El Acuerdo de Paris de 2016, pacto contra el cambio climático en el que 165 países se comprometieron a reducir al mínimo las emisiones de CO2, fue refrendado en Nueva York, y luego la Unión Europea se adhirió. Firmado por el presidente norteamericano Barack Obama, en 2017 el presidente Donald Trump anunció la retirada de Estados Unidos de este acuerdo, y todavía se niega a firmar porque no cree en el mismo, pese a todos los fenómenos vividos en su país por las consecuencias de este.

En nuestro país, pese a encontrarse en la lista de países comprometidos con el acuerdo, no existe una política definida respecto al quehacer para comenzar, al menos, a tratar el tema de los desechos sólidos y del plástico en particular. Solo pequeños grupos privados trabajan en ese orden, sin que se vislumbre hasta el momento una verdadera toma de conciencia frente a la tragedia de nuestros ríos y arroyos, taponados de plásticos.

 

Por Altagracia Paulino

Fuente: El Periódico Hoy

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