LOS DERECHOS HUMANOS NO DEBEN PERDERSE CON LA EPIDEMIA

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Por Altagracia Paulino 

 


La pandemia llegó
sin que nadie la invitara, entró al mundo sin avisar, encontró a todas las potencias con un sistema sanitario que no estaba preparado para recibirla y el mundo tiembla de miedo y de impotencia.

El sistema responde improvisando cada día y,dentro de lo ocurrido, se ha utilizado los llamados “protocolos de guerra”, que no es más que una acción de descarte en la que se le da la oportunidad de vivir a los jóvenes y excluye de este derecho a los mayores de 60 años y a los que padecen enfermedades crónicas.

En la improvisación se ha aplicado la Eutanasia, que según advierten los expertos en Derechos Humanos de la ONU, es una violación a los derechos que tienen los pacientes a recibir cuidados médicos si se infectan con el coronavirus.

Un documento de la ONU advierte que “no debe haber excepciones cuando un enfermo con el COVID-19 necesite servicio de salud para salvar su vida” y reitera que es un derecho humano que debe ser respetado, es el derecho a la vida y la salud.

El informe emitido el lunes 30 de marzo, precisa que la crisis debe abordarse respetando las garantías fundamentales incluyendo los colectivos, destacando a las personas mayores, pobres, pueblos indígenas, desplazados, indigentes, inmigrantes y otras minorías.

De acuerdo con el informe es inaceptable el abandono de personas mayores, y que las medidas de distanciamiento social no deben convertirse en una exclusión. Las personas mayores son las principales victimas de la pandemia y deben ser socialmente protegidas por ser los más vulnerables frente al coronavirus, en ese sentido llama a los gobiernos a asumir medidas para protegerlas.

En el informe, la ONU destaca como noticia esperanzadora que s de cien mil personas se han recuperado, al tiempo que advierte que tras las medidas que se han asumido se impone pasar de la defensa al ataque al virus, para lo cual alienta a la Organización Mundial de la Salud (OMS), uno de sus organismos, a seguir la confrontación con el virus. Precisa que esa entidad se enfrenta a la tarea más difícil en sus 72 años de existencia.

El COVID-19 es, definitivamente, un nuevo virus para el que nadie en este mundo estaba preparado; caerán cabezas, ningún gobierno escapará a las críticas por la cantidad de víctimas de una guerra con un enemigo desconocido, pero todo no es oscuro en este mundo, esto ha servido como alerta para una mejor atención a la inversión en la salud como derecho humano fundamental.

Las discusiones dentro de la crisis y el miedo manifiestan la incertidumbre en determinar las prioridades entre la salud y la economía. Bill Gates, el magnate, dijo que la salud es lo fundamental, que la economía puede esperar, pero la vida no.

Incluso en el plano local también es una discusión, y la pregunta obligada es para quiénes se producirán los carros si los usuarios se han muerto; y el enfoque para el aparato productivo vuelve la cara a la producción primaria, los alimentos, que son el pilar de la sostenibilidad de la vida, ese aparato no debe detenerse, lo otro puede esperar.

Otro razonamiento es que pasará después; la respuesta es que el mundo seguirá girando, que ha habido otras pandemias, que la vida no puede desaparecer de manera miserable, que en estos momentos debemos expresar lo mejor de la naturaleza humana: la solidaridad, sin ella no hay esperanza y sin esperanza se acaba la vida. Debemos extender la mano a todo el que podamos ayudar y recordar que el virus no se contagia siendo solidarios.  

 

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