Huracanes y terremotos obligan a repensar calidad viviendas

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Por: Altagracia Paulino

Un principio vital de los seres humanos es reproducirse, mantener la especie, generar los elementos indispensables para preservar la vida y avanzar hacia un estadio donde la zona de confort sea un área donde la humanidad pueda desarrollarse y alcanzar sus máximas aspiraciones libres de la exclusión y la discriminación que nos obligan a vivir en medio de la amplia brecha de la desigualdad.

Esa brecha es notoria cuando apreciamos la gran cantidad de familias desplazadas, las casas destruidas, inundadas, paredes derribadas hasta por la brisa y otras calamidades de las que todavía no nos reponemos tras una semana del paso de María, el último de los huracanes que pasó muy cerca de nosotros.

Una revisión de las estadísticas relacionadas con la construcción de viviendas en el país, indica que al margen del déficit habitacional, calculado en más de dos millones, el 50 por ciento de las viviendas son realmente vulnerables a huracanes y terremotos.

En el 2014, ACOPROVI reveló que cada año se construyen de manera informal un promedio de 30 mil viviendas; esto significa que las mismas carecen de supervisión.

Cuando llegan las inundaciones, los huracanes, las vaguadas y ondas tropicales, entre otros fenómenos generados por la variación climática, las primeras víctimas son los pobres y es fácilmente medible.

El tema de la vivienda es realmente un problema social, y si tomamos los indicadores de pobreza, pese al crecimiento sostenido de los últimos 20 años, andamos todavía cerca del 50%. En el 2014, según datos de la CEPAL, era de un 53%, lo que indica que ese porcentaje carece de una vivienda digna.

A todo esto se une la mala calidad de los materiales de construcción y la falta de supervisión adecuada en viviendas construidas por personas empíricas en los distintos barrios de la capital y pueblos del interior del país.

Un estudio de OXFAM indica que uno de lo déficit en el tema vivienda o constituyen la mala calidad de los materiales de construcción.

En el sector de las viviendas planificadas, encontramos tres tipos: la de alto, mediano y la de bajos costos. Esto trae consigo la interrogante de la calidad de los materiales, como sería el grosor de las varillas, la cantidad de cemento, la calidad de la arena para hacer la mezcla y otros elementos para la terminación.

Una vivienda de mediano y bajo costo la encontramos llena de filtraciones, y a los diez años casi hay que rehacerla de nuevo.

¿Existe la discriminación en el uso de los materiales de construcción? ¿La seguridad de un techo no debe ser igual para todos? ¿Quién supervisa la construcción de viviendas en el sector privado? ¿Poseen un protocolo de autorregulación? ¿Qué ley norma la construcción de viviendas en nuestro país? Como no existe una ley que regule al sector inmobiliario y todos tenemos derecho a una vivienda, el que puede la construye donde quiera que le sea permitido. Las demás interrogantes son tareas pendientes.

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