POR ALTAGRACIA PAULINO
La aventura, el deseo innato de cada ser humanopor conocer nuevas realidades, a veces nosmueve a soñar con paraísos de postales; la velocidad con que se ha movido el mundo nos ha llevado a destinos diferentes, y se presenta comoun derecho humano la libertad de tránsito para todo el que haya tenido la posibilidad de comprarun ticket de avión y llegar al destino deseado. De repente nos han frenado, pero no así la voluntadde seguir explorando el mundo, pese al desafíode la pandemia.
El turismo, como toda actividad humana, debe replantearse con un nuevo criterio porque el deseo de salir a conocer otros destinos ha sidosolo suspendido, no eliminado. Es una gran oportunidad para pensar en el rumbo que habráde tomar esta actividad humana y sostenedora de la economía.
Desde los 17 Objetivos para el Desarrollo Sostenible (ODS) se planteó el giro hacia un turismo responsable y sustentable, una propuestainnovadora que rompe con el esquemaestandarizado y que hoy, con una parálisis global de la actividad, lleva a pensar en esosplanteamientos porque es como debe recomenzar nuevamente a moverse ese sector, que implica justo a los seres que hoy estamosviviendo el aislamiento social obligatorio.
Hasta que no aparezca la vacuna nadie se atreverá a salir hacia otro destino, más cuandofueron los turistas el vector del virus en muchospaíses incluyendo al nuestro (¿como olvidar al italiano del 29 de febrero en un hotel en el Este?
España, que el pasado año recibió mas de 83 millones de turistas, se prepara para esaactividad después de la pandemia, asumiendoque nada volverá a ser como antes y que para comenzar deben buscarse destinos cercanos, los viajes en familia, donde se pueda caminar, montar bicicleta y olvidarse en lo inmediato de los grupos grandes por las complicaciones y amenazas a la salud que implica el COVID-19.
El sociólogo Javier Ponte, quien escribió sobre el tema en el periódico Nueva Tribuna, sugiere que es la gran oportunidad para que el turismo contribuya con la recuperación de la autenticidadde los destinos turísticos; con la singularidad de hacerlo al ritmo que permita el desplazamiento, hacer turismo a escala humana.
Sugiere que debe mejorarse la relación visitante y habitante de los destinos, sean estos ciudades o municipios a ser visitados. Deben ser incorporados nuevos recursos a la cadena de valor, para lo cual tanto el sector público comoprivado deben hacer esfuerzos junto a las comunidades para generar ofertas creativas que permitan una nueva forma de la gestión turística.
“Hay que descartar el modelo de parque temáticoy de espacio comercial desconectado, del entorno”, agregó que la actividad turística per se debe insertarse en la dinámica económica, social y cultural de cada territorio sin solapar otrasactividades como la agricultura o la ganadería.
Después de la pandemia ha llegado la hora de la cultura lenta, se impone el modelo de la ciudad abierta que acoge a sus visitantes sin perder la condición y el atractivo de un espacio de socialización.
Otro razonamiento para el sector es como será la fisonomía del turista después de la pandemia, y es lógico pensar en el turista enmascarado, al que se le debe garantizar el distanciamiento y extremadas medidas de higienes.
Se discute el tiempo que debe discurrir entre un huésped y otro; debe tomarse en cuenta tambiénla seguridad del personal de limpieza; 24 y 72 horas son valoradas.
Vehículos privados, trayectos por carreteras y viajes en familia será la nueva normalidad del turismo global.
