Adolescentes usando WhatsApp… ¿debemos preocuparnos?

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WhatsApp se ha convertido en la aplicación imprescindible que no falta casi en ningún teléfono móvil. Y es que, según ha publicado en fechas recientes el propio Mark Zuckerberg (actual propietario de la compañía) en su perfil de Facebook, los usuarios de esta app ya superan los 1.500 millones activos en el mundo, que envían 60.000 millones de mensajes al día.

¿Por qué usan WhatsApp los menores?

Muchos padres son los que favorecen que sus hijos utilicen WhatsApp, porque piensan en lo positivo que puede aportarles: comunicación rápida, facilidad de uso, sin coste, posibilidad de saber dónde está su pequeño en ese preciso momento, autonomía que proporciona al menor ante una situación de riesgo, etc.

A esto se une que si el hijo está usando WhatsApp, es muy probable que tenga su propio dispositivo para acceder a ella. Y es que la preferencia por disponer de un móvil en exclusiva es muy superior a otros dispositivos, más aún a medida que aumenta la edad del menor, lo que implica que, por un lado, las posibilidades de compartir el terminal disminuyen y, por otro, que los niños se exponen a los riesgos que implica la conectividad móvil a Internet (y que en principio se limitan más con el uso de tabletas y portátiles).

La edad mínima establecida por los proveedores de estos servicios digitales para utilizar estas aplicaciones (es decir, la edad en la que los menores pueden ceder su información a estas grandes compañías) es de 16 años.

WhatsApp es una más entre las opciones que existen de mensajería instantánea, si bien una de las razones del éxito entre los más jóvenes es su capacidad para ofrecer funcionalidades muy orientadas a las actividades favoritas de niños y adolescentes online: la actualización de estados, filtros para editar fotos, posibilidad de enviar hasta 30 imágenes de golpe creando un álbum, nuevos emojis (imágenes o pictogramas que son usados para expresar una idea, emoción o sentimiento), cambios en la interfaz que la hacen visualmente más atractiva, etc.

 

Nuevas funcionalidades que pueden suponer un riesgo

Son numerosos los cambios que WhatsApp ha realizado en su aplicación en los últimos años, pero en fechas recientes ha incorporado dos nuevas funciones a las que se debe prestar especial atención:

1. «Eliminar mensajes para todos». Esta función permite hacer desaparecer un mensaje de WhatsApp enviado, tanto del propio dispositivo como de los terminales de los destinatarios, en un plazo de 68 minutos (frente a los 7 minutos que dejaba en un principio). Se puede aplicar tanto en conversaciones entre dos personas, como en conversaciones grupales. Eso sí, cuando el mensaje que se pretende eliminar ya ha sido citado por otro usuario, ya no se podrá borrar, aunque se esté dentro del rango de los 68 minutos.

  • Esta nueva función es muy útil cuando se envían mensajes por error o a las personas equivocadas.
  • Sin embargo, un mal uso puede dar lugar a fomentar situaciones de ciberbullying, ya que alguien puede mandar un mensaje amenazador a otra persona, esperar a que lo lea y acto seguido eliminarlo. Una vez borrado no se podrá leer el contenido, aunque sí que quedará un rastro de que hubo un mensaje escrito, que después fue suprimido.

2. Geolocalización. Mediante esta opción, cualquier usuario puede compartir de manera voluntaria la ubicación del lugar donde se encuentra, bien con un único destinatario o con un grupo. Hace poco, WhatsApp habilitó una funcionalidad para compartir la ubicación de forma constante u online en tiempo real. Es decir, si el menor comparte la ubicación con otra persona, el destinatario puede ver en tiempo real sobre el mapa dónde está el niño y la trayectoria que sigue. Para utilizarla es necesario habilitar el GPS o sistema de geoposicionamiento del dispositivo, como se muestra en la siguiente imagen.

 

Esta funcionalidad puede ser muy útil porque:

  • Facilita la quedada de los menores con su círculo.
  • En caso de riesgo, se puede compartir la localización para solicitar ayuda.
  • Puede emplearse como medida de supervisión sobre los hijos.

Se puede convertir en un inconveniente ya que:

  • Si un menor comparte su ubicación con desconocidos, puede implicar un riesgo para su privacidad e incluso un riesgo físico en un hipotético encuentro.
  • Puede fomentar el abuso de control por terceros privándole de libertad.
  • Cuando se revela la posición, también se está informando de los lugares donde no se está (por ejemplo, si los hijos comparten fotos y vídeos que muestran que la familia está de vacaciones, pueden dar pistas para la comisión de incidentes de robo en el hogar).

En todo caso, un mal empleo de la tecnología de mensajería instantánea puede conllevar otro tipo de riesgos o situaciones, desde riesgos por infección de virus o malware en esta plataforma (por ejemplo, al pinchar en enlaces o archivos adjuntos sin una comprobación previa), riesgos relativos al uso desproporcionado de las tecnologías, así como a los que tienen que ver con los contenidos que consumen (bulos y fraudes que circulan por WhatsApp) y contactos que establecen los menores en Internet y que pueden tener un efecto nocivo (como sexting, ciberbullying o ciberacoso escolar, grooming o sextorsión).

 

¿Qué podemos hacer para reducir los riesgos?

Es importante respetar los términos y condiciones que el propio WhatsApp establece, así como desarrollar una educación digital en cada una de las etapas del niño, basada en la cercanía y el diálogo abierto sobre la utilización que los hijos hacen en Internet y cómo se puede facilitar que accedan a las tecnologías en el momento adecuado y que este uso sea equilibrado y contribuya a su bienestar.

A través de la mediación parental, se inculca a los hijos su responsabilidad en el empleo de los dispositivos y servicios como WhatsApp y se les ayuda para que aprendan a identificar y reaccionar ante los posibles riesgos asociados a la mensajería instantánea. Por ejemplo, a través de herramientas que permiten gestionar las diferentes actividades del día a día del menor, que incluyen el uso de mensajería instantánea pero sin olvidar el ocio, las relaciones con los amigos o las tareas escolares o familiares.

Para evitar infecciones del dispositivo con los contenidos compartidos a través de WhatsApp, es importante cerciorarse de la veracidad de dichos mensajes, para lo que resulta suficiente en muchas ocasiones una simple búsqueda en alguno de los principales buscadores. De este modo, se pueden detectar muchas cadenas virales, bulos y estafas evitando tanto caer en ellos como difundirlos.

Asimismo, es recomendable configurar de manera adecuada las opciones de privacidad para evitar compartir determinada información sobre el menor. Es el caso de la función de geolocalización, lo recomendable es mantenerla desactivada y hacer uso de ella solo en momentos puntuales con personas de máxima confianza, como pueden ser los padres.

A la hora de prevenir conflictos en las relaciones en línea, las pautas de netiqueta ayudarán a promover los buenos valores online, como por ejemplo cuidar el lenguaje o respetar las opiniones de los demás. En ocasiones, sustituir las conversaciones de WhatsApp por llamadas telefónicas puede ser un acierto: los tiempos de conversación se reducen y, a cambio, se obtiene una mayor cercanía y certeza sobre quiénes son los interlocutores y un tono real en los mensajes (que muchas veces se malinterpretan).

 

Fuente: Eroski Consumer

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